2. Origen de Roma
2.1 El medio geográfico:
La civilización romana, la más grande y duradera de la antigüedad, se desarrolló en la península itálica, situada al Occidente de Grecia y en el centro del mar Mediterráneo, al que en cierto modo divide en dos cuencas. Dicha península tiene la forma de una bota y está limitada al norte por los Alpes, un semicírculo de montañas muy altas, cubiertas de nieve, que encierra un valle de naturaleza muy fértil, regado por el río Po, que desemboca en el mar Adriático.
En forma longitudinal se extienden los montes Apeninos, que descienden hacia los mares laterales, el Adriático y el Tirreno, dando lugar, en la margen occidental, a la existencia de múltiples llanuras, algunas muy feraces, como las surcadas por los ríos Amo y Tíber.
Próximas al continente, se encuentran tres grandes islas: Córcega, Cerdeña y Sicilia, esta última apenas separada de la península por el estrecho de Mesina y escasamente distante del continente africano. El clima es benigno, sobre todo en el Sur, con un sol brillante y permanente, lo que favorece el establecimiento del hombre y el cultivo del suelo.
2.2 Los pueblos que la habitaron:
Los primitivos habitantes de este privilegiado territorio, fueron los ligures, que hacia el año 1500 a.C. se establecieron en el Norte, en la región que hoy se conoce precisamente como la Liguria. Luego aparecieron los italiotas, procedentes del centro de Europa —indoeuropeos, como los pueblos que invadieron Grecia por la misma época— que se impusieron sobre los ligures y se radicaron en la región central, donde se integraron en numerosas tribus, entre las que podemos mencionar a los sabinos, que fueron los que iniciaron el asentamiento en la Campania; en seguida los siguieron los latinos, que ocuparon el valle del Tíber y su zona adyacente, que se llamaba el Lacio; más tarde arribaron los umbrios, que se quedaron en la llanura del Po; y finalmente, los ilirios, que se localizaron en el Véneto. Otros grupos menores ocuparon distintas posiciones.
2.2.1 Los etruscos: Sin embargo, los habitantes de mayor repercusión en la península itálica, fueron los etruscos, a quienes los griegos llamaron tirrenos, cuyo verdadero origen se desconoce, pero se supone llegados del mar Egeo, hacia el año 1000 a.C., como consecuencia de la gran expansión griega que los empujó hacia el Oeste y los obligó a establecerse en las ostas itálicas, en la región de la Toscana, entre los ríos Amo y Tíber.
Los etruscos fundaron varias ciudades independientes entre sí, aunque unidas federativamente, y rápidamente se extendieron desde los Alpes hasta la Campania, alcanzando elevados niveles culturales, en cuyas expresiones se advierte la combinación de elementos de origen griego y cretense.
Las ciudades tenían un rey, que concentraba la suma del poder. Los descendientes de los invasores constituían la nobleza, en tanto que el resto de la población vivía en servidumbre. La principal actividad económica fue la agricultura, que prosperaba en las tierras fértiles, debido a las importantes obras de desecación de los pantanos que llevaron a cabo.
Su religión, como la de los pueblos orientales —salvo los hebreos—, fue politeísta, aunque reconocían una trinidad común, integrada por Júpiter, Juno y Minerva. Los muertos eran objeto de un culto especial, a la manera de los egipcios. Además ofrecían a los dioses sacrificios de animales y, en ocasiones, de seres humanos, como resultado de combates singulares. Creían también en los presagios, que se hacían sobre la observación del vuelo de las aves o del análisis de las entrañas de los animales sacrificados; y efectuaban plegarias de impetración a los dioses. Los arúspices estaban encargados de interpretar las recopilaciones en las que estaban contenidas las normas para la organización de ¡a comunidad y las relaciones entre sus miembros.
Las manifestaciones artísticas también tuvieron reminiscencias de los griegos y orientales, pero con el aporte de nuevos elementos de gran originalidad. En arquitectura se destacaron por la construcción de puentes, acueductos y cloacas, cuya excelencia los hace valederos hasta la actualidad. También fue muy importante la construcción de carreteras y la erección de murallas hechas de piedras, sin cemento. En estas construcciones aplicaron el arco y la bóveda, que luego tanto difundieron los romanos.
Los Esposos-Arte Etrusco
La civilización etrusca floreció hasta el año 600 a.C. aproximadamente, en que al chocar con los italiotas y con los griegos, terminó por desaparecer. La decadencia comenzó con la derrota en la batalla naval de Cumas, en el año 520 a.C., librada contra la flota griega en un intento de apoderarse de las colonias próximas a Nápoles.
Aprovechando esta circunstancia, en el año 509 a.C. se sublevaron los latinos y lograron que los etruscos se retiraran de la margen opuesta del Tíber, abandonando la región del Lacio.
Para esa época penetraron los galos por el Norte de Italia, Qbligando a los etruscos a desalojar la rica zona del Po, que desde entonces se conoció como la Galia Cisalpina (de este lado de los Alpes). De esta manera, los etruscos quedaron reducidos a sus primitivas posesiones en la Toscana, hasta ser dominados por los romanos.
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